El término superávit económico se refiere a la diferencia de los ingresos sobre los gastos (egreso) en una organización durante un período determinado. Concretamente, el superávit de un Estado se debe a que recauda más por impuestos, tasas, retenciones, entre otros., que lo que gasta en proveer servicios públicos y pagar deudas; es decir que el superávit es lo contrario al déficit. Normalmente no entran dentro de este concepto los préstamos para hacer frente a alguna deuda ni los capitales de amortización.
Cuando se habla del superávit de un Estado, se hace referencia a números mucho más grandes. Por lo general, el superávit de un Estado (una condición ciertamente difícil de obtener en épocas de crisis) depende de la combinación de pagos que el Estado necesite hacer (por ejemplo a organismos externos como el FMI, en sueldos a su personal, en la provisión de servicios, entre otros) y de los ingresos que ese Estado logre recaudar (a través principalmente de impuestos, tasas aduaneras, intereses y canjes de diverso tipo). De más está decir, que el superávit económico para un Estado es esencial ya que le da mucha más libertad para tomar decisiones de manera libre y sin tener que depender de la ayuda de otros Estados u organismos internacionales que, a veces, pueden resultar muy usureros. En situaciones de crisis o de debilidad institucional, la continuidad de una balanza comercial positiva o de superávit puede ser muy irregular.
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